martes, 4 de mayo de 2010

Smooth Criminal FanFic I

Smooth Criminal: Capítulo I

Un ambiente propio de un club famoso e importante de los años 40 en Chicago. Las notas al estilo Jazz adornaban el lugar junto a risas combinadas. Elegantes trajes de la época posados sobre finas y distinguidas damas acompañadas de caballeros perfectamente vestidos y educados, una luz tenue y bajo la misma, sobre un suelo mas alto en el centro, haciendo la vez de escenario, una cantante regalando su don a los espectadores.

Al fondo, en las barras, las chicas que solían llamar ‘damas de compañía’ a la espera de un cliente. Maquilladas minuciosamente, vestidas en ropajes extravagantes y con sonrisas a quienes podrían darles de comer para esa noche, intercambiando vistas y pasando el rato como pudiesen.

-Hoy ha estado difícil… he??- gruñó la mujer gorda dueña de el club, una chica rubia ojos celestes asintió de mala gana
-No la pagues conmigo Diana, no es mi culpa- replicó la mujer y salió de la barra, cerca de la lujosa entrada del lugar había otra barra mas pequeña, ella se fue allí a esperar a quienes llegaran para ese instante.
-“al parecer hay alguien nuevo en la ciudad”- corrían voces las tres mujeres que quedaron en la barra, además de Diana, estaba Karla, y Anne su sobrina.
Karla soltó una carcajada al ver iluminados los ojos de Diana, esta enojada fulminó con la mirada a la de cabellos rojos
-Tranquila Diana, no tocaremos a la nueva presa- burló Karla, y miró a Anne, que estaba mas distraída que de costumbre. Le dio una palmada en su espalda, acatando su atención
-Me parece que la señorita no esta concentrándose- le dijo en un murmullo, simulando voz maternal
-es que siento algo extraño en mi estomago, una extraña presión, que se refleja también en mi pecho- ella soltó un suspiro –odio este lugar- añadió cabiz baja
-Yo igual, pero ya estamos metidas en esto hasta el cuello, ahora nos queda sonreír, o perderemos el trabajo- Karla le hizo alzar la vista para que mirase a su jefa en la otra barra, dando miradas agresivas, advirtiendo lo inevitable.
El rostro de Anne se adornó con una sonrisa falsa, dejando a relucir sobre su piel de melocotón el color carmín que impregnaba sus labios, y que brillaba junto a la extravagancia de su traje color marfil.

La canción llegó a su climax, haciendo estremecer a la mayoría, Anne aun ausente solo miró por aburrimiento –o quizás instinto- hacía la elegante entrada de el lugar, como si esperase a quien le salvaría, pensando en nada, e intentando mantener una mentira horrorosa y dolorosa, que cada día la deshonraba más y le quitaba poco a poco su sueño de libertad y felicidad.

Un joven de tez pálida y cabellera negra recogida en una coleta, vestido con un saco negro, combinado con una camisa blanca, y unos pantalones negros, junto a brillantes zapatos, parecidos a los de baile. Su mirada distante y melancólica apenas se distinguía bajo su sombrero negro, que le daba un porte de elegancia y una sombría sensación de dolor.

Venía solo divagando en sus últimos años de vida y en lo mal que le había ido, además de lo cobarde que se sentía, escapar de aquella manera de lo que pasaba era lo que mas le enojaba. Veía Chicago como un nuevo renacer, algo que creía prácticamente imposible ya que el no era un Fénix ni algo parecido, caminó lejos de su auto en el estacionamiento y llegó a la puerta del recinto, aspiró una bocanada de aire y entró al club.

Las vistas se fueron sobre el, entre murmullos como: ‘ese es el nuevo dueño de la mansión de la familia Jackson’ lo cual adornó el espectacular final de la canción de la cantante. Ella le sonrió a el y dio media vuelta abandonando entre pasos de diva el escenario. El solo caminó hacia la barra cerca de la entrada, examinando el lugar sin el mas mínimo interés, hasta que…

Ella desde le vio entrar quedó paralizada, una extraña onda eléctrica atravesó su cuerpo, dejando congelada cada fibra de su ser. Era sin duda una de las miradas mas intensas que se habían posado sobre la de ella. El en la entrada y ella del otro lado del lugar, nada de lo que había en medio importaba, de pronto, para sorpresa de ella, el sonrió, una sonrisa limpia, sincera, hermosa, ella solo bajo su cabeza confundida, esa no era la forma en que le miraban los demás, el no la miraba con deseos indebidos, ni sonrisas morbosas, y eso quizás fue lo que la confundió, o asustó.

El aun sonriendo, bajó su vista y se alejó hacia la barra de la entrada, se sentó y poco a poco la gente intentó ser mas discreta a su curiosidad, se sentó de forma en la cual podía ver disimuladamente hacia el lugar en donde estaba ella.

Nunca había visto algo así, sus cabellos caobas, su piel de melocotón, o quizás era aquel vestido marfil, no lo sabía, había algo en ella, que lo inquietó. Uno de los empleados le atendió
-whisky- murmuró el y el empleado fue por la bebida, el se reestableció y quedó de espaldas hacia la vista de la chica, sonrió melancólicamente, le dejaron la bebida
-¿Michael?- dijo un sujeto, se acercó a el, el miró incrédulo
-Jefferson!- sonrió el de mirada oscura –¡si que estás cambiado!- añadió
-No, el que esta cambiado es usted- burló un sujeto de unos 35 años de edad –escuché que lograste hacer música-
-si- respondió secamente el, no era el tema del cual quería hablar
-Hey!... deberías contentarte… es mas, hay alguien que no sabe que estas aquí, se contentará- dijo Jefferson

Michael solo asintió sin imaginar siquiera a quien se refería

-¡Mike!- esa voz le era completamente conocida, viró su vista y la sonriente Janet hizo acto de aparición, la misma se acercó a su hermano y le dio un gran abrazo
-Mírate! Podría jurar que pareces un chico guapo!- dijo ella sonriendo
-Si pequeña Jane, eso mismo diría contigo- ambos rieron, ella alzó una ceja
-esa no es el tipo de sonrisa de mi hermano, que sucede Mike?- el bajó la vista
-el viaje no me sentó bien- dijo el excusándose, se volvió a sentar en su lugar, ella le tomó del brazo y lo llevó a una mesa, dejando el whisky intacto.

Ya en la mesa, ella hablando junto a Jefferson de los últimos años, el solo fingía escuchar, estaba en otro mundo, pensaba sin pensar. Miró disimuladamente hacia la barra en que se encontraba ella, notó que ya no estaba, le extraño y al mismo tiempo algo que había entrado en el se desvaneció.

No sabía si estaba siendo dramático, o simplemente ridículo, pero el vacío que siente dentro de sí juraría que se llenó en cuando la vió a los ojos.

Solo estaba esperando una sola cosa, curarse internamente de una buena vez, quizás es lo único que lograría que el gran muro que apareció frente a el desaparezca, y poder así ver que o quien esta tras el.


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